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Argentina gana con dudas descontrolada final de Copa América

Aficionados colombianos y argentinos enfrentan caos en la entrada del Hard Rock Stadium durante la final de la Copa América 2024.

Caos en Hard Rock Stadium durante la final de la Copa América 2024

Armando Nevárez Acuña

En Estados Unidos, los megaestadios glamorosos con forma de nave espacial se han convertido en escenarios sin reglas claras cuando se trata de fútbol. Durante la final de la Copa América 2024, miles de colombianos y argentinos, dos de las comunidades más numerosas en Florida, se dieron cuenta de que una organización puede violar sus propios lineamientos para no afectar ingresos millonarios. “Este es el país, entre comillas, de la seguridad. Por eso, cuando EE.UU. sintió que sus intereses estaban atacados, creó el FIFAgate”, declaró recientemente el argentino Marcelo Bielsa, técnico de Uruguay. Ante anfitriones ofendidos por las quejas de El Loco, la Albiceleste completó el triplete de coronas al ganar en tiempos extras 1-0, con más de una hora de retraso debido a incidentes en el Hard Rock Stadium.

El epicentro del descontrol fue la puerta sudoeste del estadio, hogar de los Delfines de Miami de la NFL, donde simpatizantes de ambas selecciones, principalmente colombianos, intentaron ingresar por la zona de acceso de los periodistas acreditados. Se produjeron avalanchas, gente agolpada temiendo por su vida, personas desafiando a los agentes de seguridad, desmayos y hombres detenidos con el rostro manchado de sangre. Muchos necesitaron atención médica por golpes de calor y aplastamiento tras horas esperando sin poder avanzar a las gradas.

Dentro del estadio, la seguridad y organización de la Copa fueron cuestionadas. Los jugadores salieron a calentar en dos ocasiones mientras las autoridades, que habían anunciado un operativo de resguardo más riguroso que en otros partidos, permitieron el ingreso de una multitud que pasó corriendo por los molinetes sin entradas oficiales. Videos en redes sociales muestran enfrentamientos, empujones, policías usando armas eléctricas y personas entrando por los conductos de aire acondicionado.

“Fue inhumano”, describió la madre de Alexis MacAllister, mediocampista de la Albiceleste. “Él tuvo que salir del vestidor para hacernos entrar porque estaba preocupado”. En un primer comunicado, la Conmebol informó que el encuentro tendría solo media hora de retraso, aunque finalmente se retrasó una hora y 20 minutos. “¿Y aquí quieren hacer un Mundial? Tenemos tickets y no nos dejan entrar. Recibimos golpes, estamos aquí hace cinco horas y nadie nos dice nada, se ríen de nosotros”, relataron seguidores colombianos y argentinos que se quedaron fuera.

Cuando las gradas se llenaron, el espectáculo organizado por el país anfitrión y la confederación sudamericana, con show de Shakira incluido en el medio tiempo, se puso en marcha a la espera de la salida de los equipos al campo. Las luces del estadio se encendieron y apagaron al ritmo de la música. El departamento de policía del condado de Miami-Dade explicó que los incidentes fueron resultado del “comportamiento revoltoso” de los aficionados que intentaron acceder a las gradas. Se esperaba una asistencia de más de 65 mil personas, pero el número rebasó toda proporción, violando el reglamento de seguridad de la FIFA en los estadios.

“Entre mi hermano y yo gastamos más de 20 mil dólares en un boleto y nos dejaron aquí”, compartió un usuario con entradas a las afueras del Hard Rock Stadium, mientras veía el juego en una pantalla. Ya con el silbatazo inicial, Argentina completó una trilogía de éxitos, guiada por Lionel Messi y Ángel di María. Desde su último fracaso en el Mundial de Rusia 2018, la Albiceleste era un equipo sin rumbo, cargando años de frustraciones. No había banderazos ni canciones en las tribunas. Ante el pesimismo generalizado, apareció Lionel Scaloni, un entrenador sin experiencia en clubes, pero con la capacidad de transformar la angustia de millones de aficionados en éxito.

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