Edson Álvarez lidera triunfo del Tri en Los Ángeles bajo tensión migratoria
Noticias de Chihuahua
Edson Álvarez, capitán de la Selección Mexicana y uno de los emblemas rumbo al Mundial de 2026, fue protagonista de una noche cargada de simbolismo y emoción en Los Ángeles, al marcar el primer gol en la victoria 3-2 sobre República Dominicana en la Copa Oro. Con un beso al escudo de la bandera tricolor y la mirada fija en los más de 54 mil aficionados presentes en el SoFi Stadium, el mediocampista del West Ham convirtió el encuentro en una celebración de identidad y resistencia para la comunidad migrante.
La ciudad angelina, considerada la segunda con más mexicanos fuera de México, se transformó en un escenario donde el futbol trascendió lo deportivo. La afición, en su mayoría de origen latinoamericano, desafió las redadas migratorias y operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), impulsadas por el gobierno de Donald Trump, para llenar el estadio en una muestra de apoyo inquebrantable al Tricolor.
Álvarez, oriundo de la colonia La Blanca en Tlalnepantla de Baz, se impuso en el área al anticiparse en un tiro de esquina cobrado por Orbelín Pineda y cabecear al primer poste para vencer al arquero Xavier Valdez al minuto 44. Su anotación no sólo cambió el marcador, sino también el ánimo de una afición contenida por el miedo y la tensión fuera del campo.
En una ráfaga de goles, Raúl Jiménez (47) y César Montes (53) ampliaron la ventaja para México, permitiendo al equipo tomar control del partido ante una República Dominicana que logró descontar por medio de Peter González (51) y Edison Azcona (67), aunque sin poder concretar la remontada gracias a las atajadas decisivas de Luis Ángel Malagón.
El entorno fuera del SoFi Stadium era igual de intenso. Muchos aficionados retrasaron su ingreso por temor a ser interceptados por autoridades migratorias. Desde megáfonos, migrantes se pronunciaron en contra de las políticas antimigrantes del expresidente Trump, exigiendo respeto y justicia para todas las comunidades latinas: “No somos criminales, somos trabajadores, somos familias”, expresaron.
A pesar de los temores y los obstáculos, la pasión por el futbol se impuso. Figuras como Santiago Giménez, Julián Quiñones y César Huerta también vieron minutos, aunque el desempeño colectivo dejó dudas para el futuro inmediato del equipo nacional.
La noche en Los Ángeles fue más que futbol: fue un acto de resistencia cultural, una declaración de orgullo migrante y un recordatorio de que, aun en medio de la adversidad, la identidad mexicana se celebra con fuerza.