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Los acuerdos de paz impulsados por Trump pierden fuerza

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Trump presume de sus acuerdos de paz, pero ya se están desmoronando

Noticias de Chihuahua

Donald Trump no ha ocultado nunca su ambición de pasar a la historia como un gran pacificador. A lo largo de su carrera política, y especialmente durante su presidencia, el republicano ha insistido en que logró resolver hasta ocho conflictos internacionales, un argumento que suele acompañar con la idea de que merece el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, con el paso del tiempo, varios de esos acuerdos que presentó como triunfos diplomáticos empiezan a mostrar grietas profundas.

Durante su mandato, Trump apostó por una diplomacia de impacto mediático, con anuncios espectaculares y ceremonias cuidadosamente planeadas. Los llamados Acuerdos de Abraham, que normalizaron relaciones entre Israel y algunos países árabes, fueron uno de los ejemplos más citados por el propio expresidente como prueba de su capacidad para traer estabilidad a regiones históricamente conflictivas. No obstante, la realidad sobre el terreno ha sido mucho más compleja.

Analistas internacionales señalan que varios de estos pactos se construyeron con bases frágiles, priorizando el anuncio político sobre la resolución de las causas de fondo. En algunos casos, los acuerdos dependían excesivamente de la presión personal de Washington y no de consensos duraderos entre las partes involucradas. Cuando esa presión desapareció, también comenzó a diluirse el compromiso real.

Otros procesos de paz impulsados por Trump, como negociaciones con Corea del Norte o intentos de mediación en conflictos regionales, terminaron estancados o retrocedieron. Las promesas de desnuclearización, por ejemplo, no se tradujeron en avances verificables, mientras que las tensiones geopolíticas regresaron a niveles similares a los previos a los encuentros diplomáticos.

Especialistas coinciden en que el enfoque de Trump estuvo marcado por una visión transaccional de la política exterior. Más que construir instituciones o mecanismos de seguimiento, muchos acuerdos se cerraron como si fueran contratos comerciales, con beneficios inmediatos pero poca visión de largo plazo. Esto ha provocado que, ante cambios de gobierno o crisis regionales, los compromisos pierdan fuerza rápidamente.

Aunque Trump sigue defendiendo su legado en materia de paz y utiliza estos acuerdos como parte central de su discurso político, los hechos muestran que la estabilidad prometida no siempre llegó. Lejos de consolidarse como soluciones definitivas, varios de esos pactos hoy enfrentan tensiones, incumplimientos o un claro desgaste, poniendo en duda la narrativa de éxitos diplomáticos que el expresidente continúa promoviendo.


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