Posturas de yoga fáciles para quienes no son flexibles
Noticias de Chihuahua
El yoga suele asociarse con posturas complicadas, cuerpos elásticos y equilibrios imposibles. Sin embargo, esta disciplina no está reservada solo para personas flexibles o con experiencia previa. Al contrario, es una práctica que se adapta a cualquier cuerpo y condición física, incluso para quienes no pueden tocarse los pies o sienten rigidez al agacharse.
Lo primero que hay que entender es que el yoga no se trata de hacer poses perfectas, sino de escuchar al cuerpo y avanzar poco a poco. La flexibilidad no es un requisito, es una consecuencia de la práctica constante. Con sesiones regulares, incluso de 15 a 20 minutos al día, los músculos comienzan a soltarse y la movilidad mejora con el tiempo.
Para quienes comienzan desde cero, es recomendable empezar con posturas básicas y accesibles. Movimientos como la postura del niño (balasana), el perro boca abajo modificado o estiramientos de pie con rodillas ligeramente dobladas son ideales para ganar confianza sin forzar el cuerpo. Lo importante es mantener la respiración profunda y no compararse con otros.
El uso de accesorios puede marcar la diferencia.
Bloques de yoga, cinturones o incluso una simple silla ayudan a adaptar las posturas y hacerlas más cómodas. Por ejemplo, si no puedes llegar al suelo en un estiramiento, coloca las manos sobre un bloque; con el tiempo, la necesidad de estos apoyos irá disminuyendo.
Además de la flexibilidad, el yoga aporta beneficios adicionales como mejorar la postura, reducir el estrés y fortalecer los músculos. No es necesario tener experiencia previa en ejercicio ni condición atlética. Lo único indispensable es la constancia y la disposición a escuchar al propio cuerpo.
En algunas ciudades existen estudios y comunidades que ofrecen clases para principiantes, muchas enfocadas en personas que llegan con poca o nula flexibilidad. También hay plataformas digitales con rutinas guiadas para practicar desde casa, lo que elimina barreras de tiempo y espacio.
El yoga es, en esencia, un camino de autoconocimiento. No se trata de hacer posturas extremas, sino de avanzar a tu propio ritmo y descubrir de lo que tu cuerpo es capaz con paciencia y práctica.