¿Y ahora quién podrá defenderlos?
Estados Unidos frente al espejo de su propia política exterior
En los años recientes, una frase satírica ha circulado por redes sociales y círculos críticos:
“Si Estados Unidos viera lo que Estados Unidos está haciendo en Estados Unidos, Estados Unidos invadiría Estados Unidos para liberar a Estados Unidos de la tiranía de Estados Unidos.”
La frase es absurda en forma, pero brutalmente reveladora en fondo. Estados Unidos, el país que durante décadas ha intervenido en nombre de la libertad y los derechos humanos en todo el mundo, atraviesa hoy una crisis interna que, de suceder en otro país, probablemente justificaría una operación internacional de “rescate democrático”.
La política exterior estadounidense ha estado históricamente marcada por una narrativa salvadora. Desde Vietnam hasta Irak, desde Chile hasta Afganistán, el discurso ha sido el mismo: restaurar la democracia, liberar al pueblo, combatir el mal. Sin embargo, cuando se aplican esos mismos estándares a la situación doméstica, la imagen se resquebraja.
Estados Unidos vive con una violencia estructural que se manifiesta en tiroteos masivos casi semanales, brutalidad policial racializada, una clase política polarizada hasta la parálisis y una vigilancia digital digna de regímenes autoritarios. Las instituciones que una vez fueron presentadas como modelo de estabilidad democrática enfrentan crisis de legitimidad, desinformación masiva y una ciudadanía cada vez más desconfiada.
¿Qué pasaría si Estados Unidos aplicara a sí mismo los mismos criterios que ha usado para sancionar, presionar o invadir a otras naciones? ¿Si se impusiera sanciones por detenciones arbitrarias, por la represión de manifestaciones, por el trato a los migrantes, o por la desigualdad estructural?
Claro, esta pregunta no busca fomentar una intervención real. Al contrario: pretende resaltar la hipocresía con la que opera el discurso moral de muchas potencias, pero especialmente de una que se ha erigido como árbitro mundial.
La sátira, en este caso, no es un simple chiste. Es un mecanismo de denuncia. Al estilo de un Chapulín Colorado geopolítico, la frase “¿y ahora quién podrá defenderlos?” no espera a un héroe con capa, sino a una sociedad con conciencia. Porque el verdadero acto de defensa no proviene de fuera, ni de un ejército, ni de una bandera ondeando sobre una embajada: proviene del coraje civil para asumir errores, y del compromiso democrático para enmendarlos.
Estados Unidos no necesita invadirse. Necesita reconocerse, con sus sombras y contradicciones. Y sobre todo, necesita empezar a tratarse con el mismo rigor —y respeto— con el que debería tratar al resto del mundo.
https://www.akronoticias.com/202506/y-ahora-quien-podra-defenderlos.htmhttps://www.akronoticias.com/wp-content/uploads/2025/06/Y-ahora-quien-podra-defenderlos.jpghttps://www.akronoticias.com/wp-content/uploads/2025/06/Y-ahora-quien-podra-defenderlos-150x150.jpgPrincipalEstados Unidos frente al espejo de su propia política exterior En los años recientes, una frase satírica ha circulado por redes sociales y círculos críticos: “Si Estados Unidos viera lo que Estados Unidos está haciendo en Estados Unidos, Estados Unidos invadiría Estados Unidos para liberar a Estados Unidos de la tiranía...admin a_nevarez_a@yahoo.comAdministratorAkronoticias