Revelan que Paquimé fue una civilización originaria y no producto de migraciones
Noticias de Chihuahua
Un estudio genético de vanguardia basado en el análisis de ADN mitocondrial de restos humanos antiguos ha aportado nueva evidencia sobre el origen de la cultura Casas Grandes, uno de los mayores enigmas arqueológicos del norte de México. Los resultados descartan la hipótesis de un reemplazo poblacional y sugieren que la civilización que habitó Paquimé fue el resultado de una evolución local, no de una migración masiva desde Mesoamérica o el suroeste de Estados Unidos.
Durante décadas, la arquitectura única de Paquimé —sus edificios de adobe de varios pisos, sistemas hidráulicos complejos y símbolos mesoamericanos como la serpiente emplumada o los juegos de pelota— llevó a muchos investigadores a plantear que el auge de esta ciudad se debía a la llegada de grupos migrantes o élites foráneas, posiblemente de origen tolteca, que habrían impuesto su cultura sobre los pueblos locales.
Sin embargo, los resultados del análisis genético mitocondrial, que permite rastrear los linajes maternos con gran precisión, muestran una continuidad genética entre los antiguos pobladores de Paquimé y las comunidades anteriores y posteriores de la región. En otras palabras, no hubo ruptura demográfica ni sustitución de población: los constructores de Paquimé fueron descendientes directos de los grupos que habitaron el norte de Chihuahua durante siglos.
Este hallazgo revoluciona la interpretación histórica de la cultura Casas Grandes. El esplendor cultural y tecnológico de Paquimé no fue importado, sino desarrollado internamente. Las influencias externas observadas en su cerámica, urbanismo y simbolismo reflejan intercambios comerciales y culturales a larga distancia, no una colonización o conquista.
Los investigadores subrayan que los habitantes de Paquimé no fueron receptores pasivos, sino creadores activos que adaptaron e integraron ideas extranjeras en su propio contexto. Este descubrimiento confirma que Paquimé fue una sociedad autónoma, resiliente e innovadora, capaz de florecer en el entorno árido del desierto chihuahuense.
El estudio redefine a Paquimé como uno de los centros de desarrollo autóctono más notables de Oasiamérica, al nivel de las grandes civilizaciones que surgieron de manera independiente en el continente americano.

